martes, 17 de septiembre de 2013

Lore y Sandra - cap. 12



Cap. 12

Lore apretó la mano que agarraba con fuerza entre las suyas en la oscuridad de aquella sala. Sandra giró la cabeza de forma instintiva frente a ese gesto y lo correspondió con un corto beso en los labios. Ambas sonrieron y Lore volvió a apoyar su cabeza en el hombro derecho de su chica.

-          Me encanta esta parte – susurró Sandra

Lore subió la mirada hacia la profundidad de esos ojos que ya conocía en detalle. Acarició suavemente el brazo en el que estaba apoyada y volvió a mirar a la pantalla, aunque no estaba prestando demasiada atención a la película. Le encantaba pasar las tardes viendo películas o jugando con Sandra, porque al contrario que sus amigos, ellas no necesitaban salir de fiesta ni beber para pasarlo bien. Por esto, cuando los demás quedaban para ir de bares, ellas aprovechaban para pasar tiempo a solas.

La película acabó, pero permanecieron abrazadas en el sofá.

-          ¿Te ha gustado la peli?
-          Sí – murmuró Lore
-          Jejeje ¿Ah, sí? ¿Y sabes de qué iba?
-          Eh….
-          Dime
-          Vale, me has pillado, no tengo ni idea…
-          Eres un desastre, ¿Qué excusa tres hoy?
-          Pues… - se mordió el labio mientras miraba descaradamente los labios de Sandra – Es que tenía la mente en otro sitio…

Lore dejó un beso muy corto en sus labios, se separó un poco y subió las cejas sonriendo de medio lado y repitió de nuevo el gesto dejando otro beso, esta vez un poco más intenso pero también fugaz, en los labios de Sandra.

-          Me encanta esa cara
-      ¿Cuál, esta? – volvió a subir las cejas con la sonrisa de medio lado a escasos centímetros de su novia.
-          Sí, esa. Me vuelve loca – besó a Lore
-          Pues vete buscando un psicólogo, porque la vas a ver a menudo…

Lore empezó a besar el cuello de Sandra, primero besos pequeños y cortos, para ir intensificándolos poco a poco. Sandra se mordía el labio inferior reprimiendo un gemido, mientras Lore seguía degustando aquel cuello que siempre le había apasionado, con solo acercarse ya podía notar como se erizaba la piel y como se tensaban los músculos bajo sus labios, haciendo que un escalofrío electrizara las terminaciones nerviosas de Sandra, quien no podía resistirse a esas caricias. 

-          Vamos a mi habitación – susurró Sandra con la voz aún entrecortada

Sin añadir nada más, ambas subieron las escaleras rápidamente. Se besaron nada más dejar atrás el último escalón, sin dejar de hacerlo mientras Lore entraba la primera en la habitación y Sandra cerraba con la punta del pie la puerta. 

-          ¿Estás segura de que no entrará nadie, no?
-          Sí, tranquila.

Lore terminó de quitarse la camisa volvió a apresar la boca de Sandra mientras le ayudaba con sus pantalones. Se acomodaron mejor en la cama una vez se encontraban ambas en ropa interior y continuaron recorriendo cada centímetro de piel ajena dejando un pequeño hilo translúcido a su paso. Era ahora Sandra quien saboreaba el cuello de Lore subiendo al lóbulo de la oreja y provocando que Lore cerrara los ojos en un gesto de placer.

Sandra quedó inmovilizada contra la cama cuando Lore giró colocándose encima y agarrando las manos de su acompañante sobre sus cabezas. Sandra levantó la cabeza tratando de probar de nuevo los labios, ahora enrojecidos, de Lore, pero esta echó la cabeza hacia atrás.

Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro mientras una de sus piernas se acomodaba entre las de Sandra. Empezó a mover la cadera en un movimiento acompasado provocando un inmenso campo de sensaciones en el cuerpo de Sandra, pero sobretodo en su entrepierna, que ardía bajo el vaivén del muslo de Lore. No tardó en liberar las manos y desatar sin dificultad su sujetador, dejando a plena vista y justo en frente de sí, dos pechos pálidos que contrastaban con los erguidos pezones de color más intenso, que no tardó en rodear con su lengua y sus labios archivando en la memoria cada sensación, textura, sabor y emoción que aquel momento emitía y provocaba en su chica.

-          RIING, RIIIIING, RIIING
-          No, Lore, no lo cojas… - continuó besándola Sandra
-          ¿Y si es mi madre? Quita, que tengo que coger

Sandra se dejó caer de nuevo, de mala gana sobre el blando colchón mientras dejaba que Lore contestase al teléfono.

-          ¿Sí…mmm… quién es?

Sandra reanudó su expedición por el cuerpo de su chica, provocando que la voz de esta sonara entrecortada mientras trataba de apartarla de un manotazo.

-          Ho, hola, soy Miriam…
-          Ah! Esto… hola Miriam, ¿querías algo? – le apremió Lore mientras Sandra acariciaba sensualmente su espalda.
-          Que… que vamos a ir a jugar un billar si os apuntáis
-          Mmm, ¿qué, qué has dicho?
-          Oye, ¿interrumpo algo? Porque no me estás haciendo ni caso. – Empezó a enfadarse Miriam
-          No, no, no… ¿por qué preguntas eso?
-          Joder, desde que estás con esta, estás rarísima… En fin, ¿venís a jugar un billar o no?
-          Pues… Espera que se lo pregunto a esta – Obvió el comentario sobre su actitud y miró a Sandra con una mirada que podría haberla fulminado allí mismo.
-          Si me vas a mirar con esa cara, mejor vamos… - dijo, y en voz baja añadió – que igual me muerdes y la zona es sensible..
-          Vale, vamos para allá, dadnos 5 minutos. – colgó el móvil – Te voy a dar una que… – se volvió hacia Sandra con la mano en alto
-          ¿Que qué? Anda dame un beso y vamos que ya me has dejado con bastante calentón… – Se besaron una vez más y empezaron a vestirse sin mucha prisa.

Mientras acababa de abrocharse el pantalón, Lore se giró en dirección a Sandra, la abrazó por la espalda y con voz muy melosa le susurró al oído:

-          Te prometo que te lo recompenso otro día, ¿vale?
-          Mmmm… vaaale, pero la próxima vez deja el móvil en silencio

Y tras un largo beso, salieron de casa y llegaron a donde habían quedado, que no estaba demasiado lejos.


Una vez en casa, Lore empezó a darle vueltas a la cabeza, pensando en qué haría exactamente para sorprenderla y a la vez recompensarla como había prometido. Sopesó el clásico de la gabardina sin nada debajo, pero pensó que no quería que fuera solo sexual, al fin y al cabo seguían en el instituto… Se le pasó por la cabeza preparar una cena romántica o invitarla a un restaurante elegante, pero tampoco pensó que fuera buen plan para gente de su edad, muy cursy añadió. Miró a su alrededor, y vio la camilla de su madre. Genial, está claro. Lo preparo para el viernes y sin problemas, además no hay nadie en mi casa, así puedo hacerlo “profesional” Jejeje. En su mente todo empezaba a tener sentido, rebuscó en los cajones de su mesa y apuntó en una hoja lo que necesitaba para aquella sorpresa que estaba segura de que iba a impresionar a Sandra.
Sonó su portátil anunciando una llamada entrante en Skype. 

-          Hola, Lorena. ¿Se escucha bien?
-          Jeje Hola, Coral. Se escucha a la perfección
-          Bueeeeno, ¿a qué se debe esa cara de felicidad?
-          ¿Recuerdas la chica de la que te hablé?
-          ¿Sandra? Claro jeje. Como para olvidarme de “tu chica”, si cada vez que te llamo solo hablas de ella
-       Eso es mentira, solo que casi todo el tiempo estoy con ella y… claro… sale en las historias que te cuento

Coral vivía en Mallorca, pero ella y Lore habían sido amigas desde los 5 años, cuando se conocieron el primer día de clase. Desde que Coral se había ido con sus padres a vivir a otra ciudad, habían pactado hablar todas las semanas para ponerse al corriente de lo que sucedía en sus vidas, y así lo habían cumplido siempre gracias a Skype.

-          Bueno, ¿qué quieres contarme de ella?
-      Verás, es que se me ha ocurrido una sorpresa genial para darle, pero necesito tener una segunda opinión.
-          ¿Qué se te ha ocurrido? – contestó Coral con una gran sonrisa en la cara.

Lorena le contó toda la historia a su amiga y entre las dos decidieron cómo llevarla a cabo. Coral era muy buena dando ese tipo de consejos, siempre sabía cómo organizar las mejores sorpresas sin que la homenajeada se enterase de nada. 

Tras dos horas hablando, poniéndose al día y planeando la sorpresa, se despidieron muy contentas de seguir contando la una con la otra. 

-          Adiós, mallorquense
-          Buenas noches, palenciana

Ambas se sacaron la lengua, sonrieron y lanzaron un beso a la cámara antes de colgar. Tras lo cual, Lore apuntó un par de cosas más en su lista, guardó sus cosas en la mochila y se acostó en la cama muerta de sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

Lo más leído