domingo, 16 de marzo de 2014

La mente lo sabe - cap. 2


LA MENTE LO SABE
Una niña pequeña puede crecer, un árbol dar fruto, un animal morir, pero todos tienen una historia que contar, una vida (corta o larga) que narrar antes de viajar a otro mundo. Mónica contará su historia y nos introducirá al mundo de la belleza, a la destreza total de lo natural y a los secretos de la mente. Bajo la mirada y la protección de Shrilka, Mónica luchará por un motivo justo: volver a casa.



Capítulo 2 – Sharick

Sobresaltada, Mónica agarró el brazo que se había apoyado en su hombro y, mediante una llave sencilla de Krav Maga (arte marcial dedicado a la defensa personal, que significa en el idioma hebreo “combate cuerpo a cuerpo” y que realza el uso del propio cuerpo, frente a las armas, en combate) tumbó a su “oponente” situándose encima de la esta. Con la pierna derecha estirada en la espalda de su “oponente”, mientras sujetaba uno de los brazos retorcido tras el cuerpo, inmovilizaba con facilidad a quien segundos antes se le había acercado por la espalda para llamarle la atención al verla sola en mitad de aquella clase vacía.

Mónica reaccionó tan rápido como había hecho la llave, al darse cuenta de que aquella chica no era un oponente sino una compañera de clase que suponía estaría aterrada sin entender nada. Se apresuró a liberarla y sin mirarle a la cara, trató de asegurarse de que no le había hecho daño.

-         Perdón, me… asustaste… eh… ¿Estás bien?

El nerviosismo que reflejaba su voz pareció divertir a aquella “oponente”, pues sonrió de medio lado mientras soltaba una risa ahogada de suficiencia. Mónica no entendía nada, no recordaba haber visto antes a aquella chica, debía de ser una alumna nueva, pero incluso los que ya sabían que no era como las demás, se habrían sorprendido de aquella reacción o, al menos, le habrían puesto a parir con insultos poco rebuscados y amenazas insulsas. Definitivamente, algo raro pasaba con esa chica nueva…

-         ¿No vas a decir nada? – Mónica tenía que preguntarlo – ¿Nada? Guau, realmente no soy el único bicho raro de este colegio…

A Mónica le ponía nerviosa que no contestara, estaba acostumbrada a que la gente de su entorno no callara ni un segundo, se había acostumbrado a ello, pero aquella chica no parecía reaccionar, de hecho, parecía disfrutar de su posición de hieratismo ante la notable exasperación de Mónica.

-         Bueno, no deberías entrar en los sitios sin llamar a la puerta, y mucho menos si la puerta está cerrada.

Con esas palabras en tono seco, casi amenazante, Mónica se dispuso a salir de aquel lugar y dejar atrás a la joven, pero en el último momento, al pasar al lado de ella, esta se giró de cara a ella y sin variar su gesto de superioridad del rostro, le espetó:

-         ¡Vaya! Me extraña que no me reconozcas, conociéndote, es casi una ofensa…
-         ¿Conociéndome?
-     Está bien, tienes razón, Mónica, quizá sea injusto por mi parte, ya que no es a ti expresamente a quien conozco… esto… ¿mea culpa?
-         Espera, ¿de qué hablas? ¿De qué me conoces? ¿Quién eres?
-         JaJaJaJa. Veo que no has cambiado ni un ápice desde la última vez que te vi

Mónica escrutó a aquella persona de arriba abajo tratando de encontrar algún rasgo que la identificara, si alguna vez la había visto, se acordaría, siempre se acordaba de todo lo que había visto, más incluso de las personas a las que había conocido… Pero ella… Tenía algo que le resultaba muy familiar, pero no llegaba a averiguar de qué podía conocerla.

-         ¿Nada? Quizá necesites una pista

Si añadir nada más, extendió una mano con la palma hacia arriba y, tras centrar su mirada unos instantes en su propia extremidad, ambas vieron como una pequeña llamarada brotaba de la nada sobre aquella perfilada y blanquecina mano.

Mónica lo vio muy claro esta vez, definitivamente aquella muchacha debía de ser Sharick, pero no podía ser posible… ¿verdad?


[Hace 10 años]

Shrilka parecía más nervioso que de costumbre, su vuelto era acelerado y directo, nada que ver con su acostumbrado deambular sobre lagos y montañas sin rumbo. Además no parecía tener ningún interés en establecer una conversación con Mónica, lo cual resultaba todavía más raro en él.

-         ¿Qué está pasando? Shrilka, me voy a caer, ¿quieres frenar?

Lejos de contestar o atender a las peticiones de Mónica, Shrilka seguía acelerando mientras bajaba en picado hacia lo que parecía ser el medio de la nada.

-         ¡Que nos vamos a estrellar, cabezota!
-         Agárrate, pequeña
-         Bueno, por lo menos ahora hablas

Tras un aterrizaje bastante “movidito” en lo alto de una montaña, Mónica bajó tambaleándose de su enorme compañero. En cuanto recuperó el equilibro suficiente como para reaccionar frente al paisaje, se dio cuenta de que no estaban solos. Acto seguido adoptó la posición de defensa que Shrilka le había enseñado; piernas semi-flexionadas, con la derecha un paso por delante de la izquierda, los brazos delante del rostro con los puños apretados, formando un escudo y mejorando el ángulo de ataque ante un posible combate y, lo más importante, la espalda recta pero relajada para facilitar los movimientos necesarios para esquivar un golpe directo.

Shrilka parecía orgulloso de la rapidez de reacción, aunque su postura era plausiblemente más relajada que la de Mónica. La figura también parecía relajada, no parecía que fuera a atacar, de hecho,  todo parecía indicar que no era una amenaza, pero aun así, Mónica no varió su pose.

-         Vaya, vaya… Veo que algo le has ido enseñando, ¿eh, Shrilka? – se acercó a escasos dos centímetros de Mónica en un abrir y cerrar de ojos – Pero si es una mocosa, ¿cuántos años tiene?
-         Tengo 5, pero no soy ninguna mocosa
-         Bien, bien, parece que la chica tiene energía… veamos si tiene fuerza, ¿qué te parece? – adoptó una copia mucho más relajada de la pose de combate que mantenía Mónica.
-         Dalo por hecho

Nada más decirlo, con una sonrisa cínica en la cara, la chica soltó una de sus manos hacia el cuerpo de Mónica a una velocidad ciertamente notable. Increíblemente, Mónica esquivó el golpe con bastante facilidad mediante un juego de piernas que no consistía solo en agacharse para no recibir el golpe, sino que terminaba en una vuelta a ras de suelo que hubiera sido una gran zancadilla si no fuera porque la otra saltó hacia atrás unos metros, no sin una imborrable expresión de sorpresa en la cara.

-         Vaya, Shril, veo que le has enseñado bien.
-     Fue necesario, ya os he contado la situación de la chica. ¿Podéis dejar la lucha para otra ocasión? Quedamos en que hoy solamente se presentaría para recibir la aprobación de Los Adultos
-         El grandullón tiene razón, perdona mis modales…
-         Mónica
-         Encantada, Mónica, yo soy Sharick, la primera “maestra del Kia” de este reino.
-         ¿Maestra del Kia?
-      Ahora te enterarás de todo, pequeña, por eso estás aquí. Lo único que necesitas saber por ahora es que Sharick nos va a ayudar a los dos y que es de fiar – miró a Sharick con cara traviesa – aunque no voy a negarte que está como una cabra
-         Oye, que me ofendes, grandullón.

Dragón y Maestra rieron mientras Mónica permanecía allí de pie sin entender muy bien que pasaba, aunque más relajada sabiendo que no tendría que enfrentarse a aquella oponente claramente superior, al menos, de momento…

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