jueves, 10 de agosto de 2017

Que escuche el alma


Que escuche el alma.

Ahora que no quedan voces en el desierto,
que tenemos metralla en los oídos
y sólo buscamos volver al agua del que nos echaron…

Dejar atrás aquel oasis sólo fue
el primer paso de la lucha,
pero la lluvia ya no moja suficiente
y a este pez diseccionado
le faltan agallas para alzarse contra el mundo.

Que escuche el alma.

Todos los relojes ignorados lanzan sus horas al aire
y el cielo huele a que ya es demasiado tarde.

Las calles cantan sus ritos funerarios
al son de las pisadas sin tiempo, sin ganas, sin meta...
Ya sólo el loco busca una salida
mientras, los arcenes queman pasado
y a esta podrida brújula
le falla la puntería buscando el monte…

Que escuche el alma.

El corazón se quedó ciego bajo las vendas,
la razón afónica por no ser escuchada,
las miradas nunca estuvieron tan vacías.

La música se ha terminado,
el cantante quedó mudo ante las llamas.
Ningún verso tiene nombre.
No hay motivos para proclamar al alba…

Cuando un poeta llora,
el poema…
      cal(l)a.
 


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Ahora me toca leerte a mí, soy todo... ojos, supongo:

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